El corazón y la memoria de los mártires vive y late en el corazón de nuestros pueblos .
Verdaderamente este era hijo de Dios (Mt. 27,54)
12 de mayo 2025
La paz sea con todos ustedes. Como iglesia peregrina de la esperanza convocada por el papa Francisco para vivir este año jubilar, caminamos juntas y juntos para hermanarnos en la gran misión de construir artesanalmente la paz con justicia y dignidad para nuestros pueblos.
Vivimos tiempos difíciles con mucho dolor, indignación e impotencia de cara a la realidad de violencia de la que hemos sido y seguimos siendo víctimas. Desde hace muchos años veníamos denunciado la oleada de injusticias, violaciones a nuestros derechos humanos y colectivos, el saqueo de material minero, y nunca fuimos escuchados, luego nuestras voces fueron silenciadas por las armas, fuimos obligados a ponernos como barrera humana en los enfrentamientos entre grupos delictivos, fuimos golpeados por quienes debían garantizar la seguridad de nuestros pueblos, nos vimos en la necesidad de huir de nuestras comunidades para salvar nuestra vida regresamos, no porque hubiera , condiciones de seguridad garantizadas por el estado sino por el temor de perder nuestro patrimonio ante el saqueo y robo.
Nuestro corazón se duele por las víctimas inocentes masacradas en medio de la violencia, dolió y sigue doliendo el asesinato de nuestras hermanas y hermanos mártires de Nueva Morelia: Ignacio, Isidra, Teresita de Jesús, Rosalinda, Yojari Belén, Dolores, Alfonso, Azael, Urbano, Brandi y Joel, así como el padre Marcelo que acompañó muy de cerca las luchas y resistencias de nuestros pueblos; tantas mujeres y hombres llorados en el silencio de nuestras comunidades.
Mucho se ha dicho que la paz ha llegado a nuestros pueblos, desde nuestra fe y nuestra esperanza sabemos que la paz no es una simple palabra, la paz brota de la justicia. “Construir la paz, exige inaugurar el verdadero modelo de vida social, que garantiza a todas y todos su dignidad de personas, genere convivencia fraterna y haga posible la paz que es fruto de la justicia”, como lo dijo jTatic Samuel en la Carta Pastoral para que la Justicia y la Paz se encuentren. Estas palabras siguen vigentes, como pueblos de Chiapas necesitamos una verdadera paz, que no es sinónimo de militarización; una paz donde los pueblos podamos ser libres de violencia, amenazas, e intimidaciones, donde se restablezca el estado de derecho para todas y todos.
Que los pueblos ya no denuncien no quiere decir que hay paz, es sinónimo de que las voces de nuestros pueblos han sido silenciadas, nuestros silencios son un grito al cielo, clamamos ju sticia, queremos paz verdadera como ha sido proclamada por el Papa León XIV “una paz desarmada, desarmante y también perseverante” que alcance a todas las familias y personas.
Como iglesia pueblo de Dios que peregrina en estas sagradas tierras teñida con la sangre de mujeres y hombres amantes de su pueblo, impulsados por su fe y su compromiso cristiano, reafirmamos nuestras luchas y resistencias a favor de la vida buena desde nuestras opciones diocesanas: La opción por los pobres y la opción por el cuidado y defensa de la madre tierra.
En nuestra región el tema de la minería ha sido causa concreta de los intereses de empresas y grupos delictivos para controlar el territorio. A principios del mes de abril de 2025 personal de PROFEPA y diversos cuerpos de seguridad llegaron a Santa María como delegados para clausurar la mina que había estado siendo saqueada, pedimos a las autoridades correspondientes se haga el pronunciamiento y publicación oficial de la clausura de la minería en el municipio, esto es algo en lo que hemos insistido como comunidades y pueblo desde hace muchos años, causa por la que mujeres y hombres fueron asesinados por quienes tienen sus intereses en la explotación minera.
Hacemos un llamado a las mujeres y hombres de buena voluntad a reconstruir el tejido social tan dañado en nuestros pueblos por la violencia, juntas y juntos podemos ir construyendo artesanalmente la paz con pequeños gestos, con pequeñas acciones, es momento de acuerparnos, sostenernos unos a otros, la paz no viene de fuera, la paz brota del corazón y se hace fecunda en la vida de la comunidad.
Abrazamos a las familias donde hoy hay una silla vacía, por la ausencia de sus familiares asesinados, familias donde se sufre en el silencio y se sostienen desde su fe y su esperanza en el Dios que siempre escucha nuestro sollozo y nos sostiene en el duro caminar. Su testimonio de vida, lucha y resistencia nos empujan a comprometernos cada vez más por hacer posible el reino de paz, amor, justicia y verdad en nuestros pueblos. “El mal no prevalecerá…mano a mano con Dios y entre nosotros, andemos adelante” (León XIV)
Que Santa María Reyna de la paz y Madre de los empobrecidos nos sostenga en el cruce de sus brazos para sanar y animar el corazón.
No temas, ni desfallezcan tus manos, tu Dios está en medio de ti y cantará por tu causa (Sof 3,17)
¿Acaso no estoy yo aquí que soy tu madre? (Nican Mopohua)
Pueblo Creyente del Equipo Sureste Diócesis de san Cristóbal de las Casas