29 de diciembre. San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. Los encuentros en el Cideci-Unitierra empezaron hoy con la segunda parte de la Mesa «Rebeldía y Resistencias»: Mujeres.
Tomaron la palabra primeramente Anselma Margarito, compañera otomí de la Casa de los Pueblos y Comunidades Indígenas “Samir Flores Soberanes”, en CDMX. Las compañeras Otomíes ya llevan 4 años de la tomada del Inpi, más de 30 años de resistencia por su derecho a la ciudad y a una vivienda digna, y más de 530 años resistiendo al opresor. Margarito recordó que por ser mujer, indígena y pobre tienen que seguir peleando por sus derechos. Recalcó que con la llegada de Claudia Sheibaum al poder «no, no llegaron todas las mujeres» : faltan las mujeres y las otroas que luchan y resisten, entre ellas las Madres Buscadoras. Mientras, «nos siguen matando por la única culpa de ser mujer», agregó.
Luego, tomó la palabra Sylvia Marcos, académica feminista, la cual agradeció a las mujeres zapatistas por su caminar y sus enseñanzas. La Ley Revolucionaria de Mujeres de 1993, grieta en el poder masculino, sigue siendo una referencia a pesar de que «falta lo que falta». Agregó que los mundos indígenas nos permiten ver y construir otro mundo donde la mujer y el hombre pueden luchar juntos contra «un patriarcado decadente».
Este día una comisión que representan miles de mujeres zapatistas, se presentó esta mañana para compartir cómo es la vida de las abuelas, madres e hijas zapatistas.
«Las abuelas nos ayudaron a entender que hay que luchar por nuestros derechos como mujeres que somos», explicaron las mujeres rebeldes. En el levantamiento armado de 1994, las abuelas realizaron un trabajo muy duro: entre otras cosas tomaron la decisión de dejar ir sus compañeros e hijas como milicianas e Insurgentas, compartieron las voceras zapatistas.
Las abuelas enfrentaron al ejército y a los paramilitares sin armas, con su voz y su palabra. En tiempos de desplazamiento, caminaron entre lodo y espinas y guiaron a niños y mujeres embarazadas por las montañas. Trabajaron para que vivieran los pueblos, compartieron las rebeldes chiapanecas.
Ahora a las abuelas se les conoce como voluntarias: ellas deciden cómo van a participar. Son las maestras, que trabajaron porque hubo la necesidad. Recordaron.
Con respecto a las mujeres en la actualidad, las zapatistas expusieron que ahora pueden salir a realizar los trabajos solas, con apoyo de los companeros. También enfatizaron que las madres solteras pueden ocupar cargos.
Con respecto a las mujeres jóvenes externaron que pueden participar en el trabajo colectivo de zonas e interzonas. Como tercias compas (comunicadoras), han aprendido computación, y como promotoras de salud ahora realizan trabajos de instrumentista en cirugías,
«queremos prepararnos para esas especialidades», abundaron.
De igual forma las nuevas generaciones de jovenas zapatistas también participan en obras, canciones y bailables, «de esa forma también luchamos». Otra mención que compartieron las zapatistas es que ahora las mujeres ya han aprendido a andar en bicicleta, y a manejar moto y carro, lo que antes eran actividades para varones.
Participaciones en vivo
Galería
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Foto Ju